Por María Inés Salvatierra, abogada previsional.-

Históricamente, las situaciones críticas demostraron que fueron ocasiones donde tuvimos la oportunidad de crecer, de cambiar y de aprender.

Estamos frente a una crisis global, donde aún no hemos alcanzado a medir su dimensión y ya estamos aprendiendo, sin duda alguna, que el valor fundamental lo tiene nuestra propia vida, la salud y la vida de nuestros seres queridos. Comenzando por las medidas preventivas más básicas y recomendadas por los profesionales de la medicina para evitar la propagación del coronavirus y los contagios masivos, vamos asumiendo la responsabilidad social que significa cuidar nuestra salud, la de nuestra familia y la sociedad toda.

Como especialista en previsional y asesora de seguros de personas, en los asesoramientos podemos ver que habitualmente tomamos como común el estar vivos, estar sanos… sin darle el verdadero valor que ello reviste; pero atravesamos una situación de crisis y es ahí donde tomamos conciencia de la finitud de la vida y buscamos el resguardo adecuado para prevenir posibles contingencias.

En estos últimos días, desde los acontecimientos que nos tienen socialmente en vilo, y siendo las personas mayores las más vulnerables, estamos recibiendo mayor cantidad de consultas acerca de los seguros de vida con coberturas de salud y retiro, que en otros momentos.

Sin dudas, eso habla muy bien de la responsabilidad que tenemos sobre nuestra propia vida y salud y sobre la de nuestra familia, que en definitiva es a quien protegemos cuando aseguramos nuestra vida.

Es fundamental saber que los Seguros de vida se pueden contratar desde los 18 años (en algunos casos desde más joven aún) y en algunas compañías del rubro, hasta los 74 años de edad, lo cual es una garantía y tranquilidad para nuestros adultos mayores (dato que se desconoce). En general, los mismos son de cobertura durante toda la vida, salvo que la persona decida contratarlo por un tiempo.

Cuando tomamos un seguro de vida podemos definir con el asesor cuáles serán las otras coberturas, como enfermedades graves, incapacidad, renta familiar en caso de tener hijos menores.

La importancia del seguro de vida, no sólo se encuentra en la cobertura principal, que es la vida y por ende la protección de la familia, sino además en la posibilidad de proteger la salud, ante eventuales enfermedades graves, tomar una cobertura de hospitalización por la cual la compañía de seguros abonaría gran parte de los ingresos que el asegurado dejaría de percibir si estuviese internado por enfermedad o accidente, el pago de la incapacidad.

Las pólizas de seguros más completas generan en el tiempo un ahorro, que le permite al asegurado complementar la futura jubilación y mantener el nivel de ingresos.

Todas las medidas que tengan que ver con la previsión social, desde las más simples, hasta las más complejas, nos ayudarán a evitar, y en muchos casos a resolver, situaciones por las que seguramente atravesaremos todos como sociedad.

Dice el dicho “más vale prevenir que curar”, y ante las situaciones que no tienen cura, usemos la prevención.